Encadenados - Bunbury



Mujeres son metales

en estado de algodón.

Dulce incendio de mamey.

Elixir sagrado de escorpión.

El espíritu se eleva

cuando la materia se eleva,

cuando la materia se libera.

Así caemos, sí, al precipicio

de nuestros bribones apetitos.

Pediré el perdón

por todos mis pecados,

para vivir encadenados

en la resurrección si

de la carne.

Y así son de imperativos

los asaltos del deseo.

Embestidme otra vez, al abordaje,

en el rapto carnal de vaciarme.

Pediré el perdón

por todos mis pecados

para vivir encadenados

en la resurrección si

de la carne.

Aprendí leyes para las reinas.

Aprendí todas las técnicas.

Aprendí el ritmo de contención

sólo para complacerlas

en la resurrección

de la carne.

En la resurrección



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